Endulzantes no calóricos: ¿amigos o enemigos?
Es cierto que en consecuencia a la nueva ley etiquetado nutricional de Chile, toda la industria de alimentos tuvo que hacer cambios en sus recetas, porciones, envases, etc.
Con esto eliminó grandes cantidades de nutrientes críticos para nuestra población, tales como el sodio, grasas saturadas y azúcar, pero, para lograr los mismos sabores se comenzaron a agregar otros ingredientes.
Hoy me voy a dedicar al sabor dulce, que tanto nos cuesta dejar.
Para el reemplazo del azúcar en los alimentos existen sustitutos con un menor o nulo aporte calórico. Los endulzantes, que existen muchos con diferentes cualidades.
En la literatura científica hasta hoy se ha demostrado que son seguros de consumir en las dosis indicadas para cada uno, y se seguirán estudiando.
Entre los más conocidos destacan la sucralosa, stevia, aspartamo, aceulfamo K, los cuales brindan este sabor dulce, sin hacer muchos cambios en la consistencia.
También se añade fructosa o jarabe de maíz alto en fructosa, que no es recomendado su consumo en alimentos industriales, por las consecuencias que puede tener para nuestro cuerpo. Aclaración: NO es lo mismo que consumir la fructosa que viene en las frutas, ya que esta viene con fibra y en una matriz alimentaria muy nutritiva y beneficiosa, que es muy diferente a un alimento ultra-procesado.
Otro grupo de endulzantes son los que nos sirven más para la cocina dulce, como tagatosa y alulosa, con los cuales se puede generar una consistencia de caramelo y nos ayuda lograr preparaciones como merengue y galletas, entre otras.
En último lugar, existen los azúcares alcohol o polioles. Sirven para lograr buenas consistencias y tiene un sabor dulce agradable.
En el cuerpo nuestro intestino delgado no los puede absorber, sin embargo, las bacterias en nuestro colon (flora intestinal) si puede los fermentar, por lo que en grandes cantidades o en personas con un colon más sensible puede generar un intenso malestar al consumirlos. (Ejemplos: maltitol, xilitol, isomaltol, eritritol, manitol, etc.) Por lo que te invito a estar atento a los etiquetados nutricionales de los alimentos que consumes y cómo te sientes después de comerlos, y en caso de sentir hinchazón o dolor, disminuir el consumo de estos para evitar molestias 🙂
Ahora que ya los conoces un poco más de este aditivo, te invito a consumirlos con moderación, pensando en que cualquier cosa en exceso no es buena para el organismo.
Por la Nutricionista Yael Toporowicz